Terapia individual

Autoestima
La manera en que nos valoramos influye en nuestras decisiones, relaciones y bienestar. Trabajar en la autoestima permite reconocernos con compasión y confianza.

Dependencia emocional
El miedo a estar solo puede generar vínculos poco saludables. Aprender a relacionarse desde la autonomía fortalece las relaciones y la vida personal.

Apego adulto
Nuestros patrones de apego se reflejan en la forma en que amamos, confiamos y nos vinculamos en la adultez. Identificarlos ayuda a construir relaciones más seguras.

Dolor crónico
El dolor persistente afecta no solo el cuerpo, también las emociones y la calidad de vida. Un abordaje integral ayuda a recuperar equilibrio y bienestar.

Duelo
La pérdida nos confronta con emociones intensas. Acompañar el proceso de duelo permite transitarlo de manera más consciente y con recursos de afrontamiento.

Depresión
Más allá de la tristeza, la depresión puede afectar energía, motivación y sentido vital. Reconocerla y buscar apoyo es el primer paso hacia la recuperación.

Ansiedad
La ansiedad es una respuesta natural, pero cuando se intensifica puede limitar la vida diaria. Con técnicas adecuadas, es posible recuperar calma y control.

Trauma y EMDR
Las experiencias dolorosas del pasado pueden quedar “atascadas” en la memoria. La terapia EMDR facilita la integración y libera al presente del peso del trauma.

Trastornos de la conducta alimentaria (TCA)
La relación con la comida y el cuerpo puede convertirse en un reflejo del malestar emocional. El acompañamiento especializado es clave en la recuperación.

Gestión emocional
Aprender a identificar, comprender y regular las emociones es esencial para el bienestar y las relaciones.

Deseo sexual
El deseo es parte de la salud integral. Explorar sus bloqueos o cambios permite vivir una sexualidad más plena y consciente.

Habilidades sociales y de comunicación
Saber expresar lo que sentimos y pensamos con asertividad favorece vínculos sanos y reduce conflictos.